Durante el día llevo la mascarilla nasal. Me hace sentir segura y me permite al menos una comunicación oral parcial.
Además de la posibilidad adicional de comer y beber, la mascarilla nasal tiene otra ventaja muy decisiva sobre la mascarilla nariz-boca. Al abrir la boca y el paladar, puedo crear una sobrepresión en la garganta, a través de la cual puedo transportar gran parte de la secreción hacia arriba. Esto hace que sea relativamente fácil aspirarla sin tener que profundizar demasiado en la garganta.