Nadie había dicho nunca esa frase.

"¿Podrías enviarme una foto mía meando? Es la foto del año".

Bueno, del año puede ser una exageración. Pero la foto del mes sí lo es. Todo tiene su historia. Desde finales del año pasado, hace más de siete meses, tengo clavado un catéter en la polla. Otras personas con enfermedades musculares degenerativas se vuelven incontinentes, conmigo es al revés. Me volví con retención urinaria de un día para otro. En otras palabras, no puedo mear. Sin ayudas reventaría.

No es tan inofensivo. Aunque yo misma me burlo un poco de ello, es bastante desagradable no poder orinar. Imagina una infección de vejiga en la que orinar no sólo es tan doloroso que crees que no puedes orinar, sino que realmente no puedes orinar. La presión aumenta y aumenta y en algún momento llamas a una ambulancia. O, en mi caso, a mi médico de cabecera, que viene a mi casa por la noche y los fines de semana cuando es urgente. Lo principal es que no vuelva a acabar en el hospital. Si tengo suerte, pasaré tres días en cuidados intensivos, si tengo mala suerte, acabaré en urgencias, donde ni siquiera sabes cómo reconoce la alarma el sistema de ventilación, y mucho menos qué medidas hay que tomar. En teoría. No es broma, ya se ha hecho.

Sea como fuere, el síntoma de "retención urinaria repentina" no es desconocido en la ELA.

Sin embargo, hay tantas teorías generales sobre las posibles causas que ésta podría ser fácilmente una lista de causas de la gripe o de un ataque al corazón.

El consejo del médico es Pufi. Después de que el destete no funcionara con el primer cambio de catéter, ésa fue la única sugerencia. Así que otra operación, en la que me pusieron otro tubo de plástico a través de la pared abdominal. No sería para inyectar líquido en el estómago, sino para volver a sacarlo de la vejiga. Gracias, pero no, gracias. Demasiado pronto.

Como de costumbre, tengo mis propias teorías sobre las posibles causas y desencadenantes. Cuatro cosas encabezan la lista.

  1. Cistitis
  2. Germen en la vejiga
  3. Miedo a engendrar un hijo que crezca en Hamburgo donde no pueda verlo
  4. y... redoble de tambores... ¿Se ha realizado algún estudio sobre los posibles efectos secundarios de la escopolamina en el funcionamiento urinario de pacientes con enfermedades musculares degenerativas neurológicas?

Sin embargo. No creo lo que dice la gente, sino sólo lo que puedo medir. Y hasta ahora, ningún "argumento" de un Pufi ha conseguido convencerme. Más bien al contrario. Considero el último cambio de catéter al menos un éxito parcial. Como cada 28 días desde el cambio de año, tardé seis horas en practicar pis. Mientras que antes había conseguido cero coma cero en cada intento, esta vez fueron 440 ml. Es un comienzo. Y refuta la afirmación de que no se puede hacer nada. Puedo medir los 440 ml. Creo en ello.