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Hay momentos en que el cuerpo simplemente no quiere jugar. El dolor, el agotamiento, la lucha contra la enfermedad... todo esto puede paralizarte. Pero entonces aparecen esos pequeños milagros casi invisibles: una sonrisa, un poco de paz interior, una chispa de esperanza. Y de repente el proceso de curación parece dar un salto adelante. Pero, ¿a qué se debe esto? ¿Qué ocurre cuando la psique se implica y persuade al cuerpo para que se una?
Quizá tú mismo lo sepas: Intentas hacer algo bueno por tu cuerpo, cuidarlo, y sin embargo sientes que se vuelve contra ti. O abandonas toda precaución, te limitas a hacer lo que es bueno para ti y, de repente, te sientes mejor. ¿Es una coincidencia? ¿O hay algo más? La conexión entre el cuerpo y la mente es un misterio fascinante para mí, y al mismo tiempo una poderosa herramienta en el camino hacia la curación.
Una mirada atenta, una mano amiga, una palabra motivadora: a menudo sólo te das cuenta de cuánto depende de los demás cuando falta. Los cuidadores desempeñan aquí un papel crucial. Si te cuida alguien que escucha, piensa y se esfuerza, también lo sentirás físicamente. ¿Y si ocurre lo contrario? Entonces no sólo tu cuerpo, sino también tu mente soportan una carga adicional.
La conexión entre la mente y el cuerpo no es unidireccional. Es una interacción, una danza. Quizá sea precisamente este equilibrio lo que te da fuerza en los momentos difíciles: Escuchar tus propias necesidades, reconocer conscientemente los buenos momentos y no desesperarte cuando llega un mal día. Tu mente es fuerte y, si le das espacio, puede sostener tu cuerpo.
Todos llevamos esta fuerza interior dentro de nosotros. A veces es ruidosa y tormentosa, a veces silenciosa y apenas audible. Pero está ahí. Y puede marcar una gran diferencia. La curación es algo más que medicación y terapias. Es la esperanza, la fuerza, el apoyo... y a veces el valor de decir: "Quiero dormir".
Este artículo es para ti, para ti. Para todos los que están luchando actualmente, que se sienten perdidos o que simplemente necesitan un rayo de esperanza. No estás solo, y tu psique es más fuerte de lo que crees. Tanto en sentido positivo como negativo.