No te lo pongas tan difícil.

Querido diario,

a día de hoy me fascina el hecho de que a los 43 años obviamente ya formo parte del grupo de edad que solíamos llamar "góticos" cuando era niño. Instagram es demasiada publicidad y BS para mí. Si digo algo sobre Facebook, mis cuidadores se ríen de mí. Que todavía hoy tienen Facebook. Y otro blog más, nah, no es lo suficientemente moderno ni nada.

Pero estoy bastante satisfecho con las cifras de lectores. Aparecer exclusivamente por contenido en Google, sin ningún tipo de publicidad, con apenas un puñado de entradas y, aun así, unas cien páginas vistas al día es bastante agradable. En cualquier caso, refuerza mi motivación para continuar.

Si tuviera un servicio asistencial y como cliente a un paciente de ELA digamos no del todo desconocido... que escribiera cosas en el grupo como.

Evidentemente, en el pasado fui demasiado generosa y derrochadora. Como resultado, desde Año Nuevo he bebido alcohol por valor de más de 2.000 euros sin yo saberlo.

Un paciente con el que el jefe del servicio de enfermería (PDL) y la dirección hasta ahora sólo han ido a charlas de crisis y por lo demás no han aparecido ni una sola vez... Un cliente cuyo seguro médico financia a más empleados de los que el servicio de enfermería ha contratado para mí... El paciente que lleva meses esperando la mejora prometida y semanas esperando una conversación personal... Zefix, y cómo leería su blog.

Los que me siguen, como se dice en nuevo alemán, ya saben bastante de mí. También ven dónde tengo problemas y cuáles son mis críticas.

Y los que me siguen saben que puedo tener la paciencia de un santo cuando tiene sentido. Pero si se aprovechan de mi paciencia con demasiada frecuencia y llega un momento en que el hilo de mi paciencia se rompe, entonces ya no hay vuelta atrás para mí. Ahora mismo estamos al borde de ello. Mi cuidador también debe ser consciente de ello. Estas líneas son mi último grito de ayuda a mi servicio asistencial. Probablemente enviaré esta página a la gran lista de distribución.

Ya puedo imaginarme las reacciones. Mi opinión jurídica es errónea a pesar del éxito de los estudios. Estoy equivocado. No recuerdo correctamente. He olvidado algo. No debo ser tan crítico, no hay personal en el mercado. Debería haber informado antes a la dirección. Lo habría prometido la última vez.

Sí, lo he hecho. Y no, no informaré a la dirección si un cuidador no se lava las manos después de hacer sus necesidades.

No sé cómo cerrar este pensamiento. Aquí suceden cosas tan absurdas y abstrusas... ¿Dónde demonios he aterrizado?