¿He dicho ya que nadie Sabelotodo ¿cómo? Era una pregunta retórica. Claro que ya lo he mencionado antes. Varias veces, para ser exactos.

Pero si es así, y sigues leyendo, ¿qué razón tendría para cambiar ahora? Aparte del hecho de que la gente no cambia. Puede que alguna persona sincera lo intente. Pero yo no creo en el cambio real. Tan poco como creo en el destino. Todo patrañas. O en los signos del zodiaco. Basura. Y la homeopatía ante todo, basura. Tonterías.

¿Qué tengo en mente hoy de nuevo para sacar a colación uno de estos temas? Bueno, un tema que en realidad había marcado mentalmente para mí. Archivado, porque no sabía lo que hacía. Pero todo vuelve a mí. Te lo dije.

Entremos en la historia. Se trata de Verano. Un sueño de un tiempo. Hace sólo nueve meses. Con el Cambio de servicio asistencial surge rápidamente la pregunta de si podríamos cambiar el cambio de turno, si yo estaría de acuerdo.

La disposición actual -8 de la mañana y, por consiguiente, 8 de la tarde- está resultando condenadamente difícil. Porque tienes que salir muy temprano. Tío, dile eso a alguien que tiene que empezar temprano por la mañana, a las 6, para ir a cuidados intensivos, no en los tranquilos cuidados intensivos extrahospitalarios de su casa, sino en el hospital. Quizá eso te abra los ojos.

Tengo que admitir que sigue siendo un misterio para mí por qué mis cuidadores no viven en Múnich, en los alrededores o en el interior de Múnich. Todos vienen de otra parte. A 120 km al noroeste de Múnich, claro, puedes hacerlo. O a 100 km al este, si no tienes otra cosa que hacer, ¿por qué no?

Me parece espantoso que en aquel momento estuviera no han encontrado un proveedor de asistenciadonde no todos los cuidadores recorren una media de casi 100 km -en cada sentido- para venir a verme. Pero eso es algo totalmente distinto. Sin embargo, también es muy emocionante pensar en la escasez de enfermeras en Alemania.

Queda por saber si las distancias eran el motivo por el que el cambio de turno sólo podía realizarse regularmente, a veces con varias horas de retraso. Si es normal que el servicio nocturno no se haga cargo de algunas tareas en tal caso, sino que el paciente tenga que esperar dos o tres horas, simplemente queda abierto.

Pero una cosa tengo clara. Si empiezas a trabajar a las ocho, sé que tienes que estar en la entrega a las y media. Y te doy mi palabra de honor de que si llegas a Grünwald poco después de las siete, en la escuela de gramática sigue sin haber nadie. Pero si tienes un horario apretado, para llegar a las ocho sin tráfico de hora punta, olvídalo. Aquí no funciona así más que en el resto del país. No obstante, sin duda había alguna motivación justificada para retrasar los turnos dos horas. Me atrevería a decir que todo el mundo estaba contento con ello. Algunos pudieron dormir dos horas más en casa y otros hicieron lo mismo aquí conmigo.

Por cierto, no se puede afirmar -ni siquiera retrospectivamente desde la perspectiva actual- que la puntualidad general haya mejorado significativamente desde entonces.

Cambio de escenario. Medio año después. No todo el mundo está muy contento con el comienzo del trabajo. Toda la situación se desencadena a raíz de una pregunta de un único minijobber que realiza dos o tres servicios para mí. En nuestro grupo de Whatsapp es el tema por excelencia. A nadie le interesa el hecho de que llevo 24 horas luchando contra el sangrado de encías por culpa del "ya te lo dije, está muy apretado y duele". A continuación se celebra una votación en el grupo, tras la cual se establece que a partir de ahora el cambio de turno será a las 9 en punto. Qué tontería, si me preguntas. Pero a mí nadie me pregunta. Y resulta que mi opinión tampoco es deseada....

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