Joder. Cualquiera diría que no pasa nada en mi vida. Y, sin embargo, me atormenta la poca conciencia que aún tengo. Tantos mensajes que no he contestado, o al menos no adecuadamente. Tantas personas encantadoras que compartieron mi post original (y fueron cientos sólo en las primeras horas) a las que no di las gracias personalmente. Evito la afirmación de que aún no me he puesto a ello. Esa frase no era -y siempre será- ni siquiera una excusa poco convincente. Es, en el mejor de los casos, una expresión de baja estima. O de que el asunto en sí no es importante.

Pero eso es exactamente lo que es. Significa mucho para mí lo inmenso que es el apoyo. Y ni siquiera me refiero a lo que me ofrecieron por los cuidados y los cuidados en sí, por si acaso. Todo esto es abrumador. Mi red de contactos es estupenda, pero mis amigos están por encima de se todo. Estoy asombrada por la cantidad de textos muy personales y bellamente escritos que han llegado a mi bandeja de entrada. Cada uno de vosotros merece una respuesta personal por mi parte. Así que me siento y podría empezar cada respuesta como lo hicisteis vosotros, o al menos como pensabais que lo haríais. Que había empezado a escribirte hace algún tiempo. Que quería escribirte algo sustancial, nada de tópicos manidos, nada de frases estúpidas. Y aquí estamos en el punto de partida, bienvenidos de nuevo al primer párrafo.

Sinceramente, de momento no consigo responder a más de uno o dos mensajes al día. Si eso. Al menos, no si me atengo a mi estilo. Pero no quiero renunciar a ello, porque es una buena parte de lo que soy. Siempre que hay que hacer algo que, en última instancia, tiene que ver con el resultado final -el trabajo-, soy partidaria de la eficacia y la eficiencia. Vivo el libro "La semana de 4 horas". Clara recomendación de compra. Soy un maestro en estandarizar tareas y hacerlas automatizables, y por tanto monetariamente multiplicables. Hablaré un poco más de ello en uno de los próximos posts. Pero en lo que se refiere a las cosas que importan en la vida -la alegría de vivir y la joie de vivre-, uno de mis compañeros más antiguos lo dijo tan acertadamente que yo no podría haberlo plasmado sobre el papel de forma más bella. Ahí es donde saboreo el tiempo. Citaré sin pedir permiso antes. También es uno de esos mensajes que me llegaron profundamente, me hicieron feliz y me emocionaron. Tanto que he sido demasiado cobarde para responder hasta ahora. Lo siento, ya llegará, te lo prometo.

Paddy, el optimista

Paddy, el empaquetador

Paddy, el amante de los detalles

Paddy, el extrovertido

Paddy, que cuenta la mitad de la historia de su vida en respuesta a una simple pregunta

Paddy, que siempre quiso dar más de lo que recibía (y lo hizo)

Hace muchos años que no nos vemos. Pero la gente no cambia. Yo tampoco. Mierda, tío, me reconozco en cada frase. Y siguiendo el espíritu de esta cita, me gustaría empezar a ponerte al día con más regularidad sobre lo que me ha pasado desde mi último post. Y ya han pasado más de tres semanas desde mi último post, Sckockschwerenot. Pues bien, al lío. Intentaré ordenar todas las obras de mi vida por temas en lugar de seguir una cronología. De lo contrario, nadie podrá seguirme la pista. Y como tiendo a contar la mitad de la historia de mi vida en respuesta a una simple pregunta, hoy te tomaré el pelo y lo dejaré en una sola palabra, sólo por este breve momento. Volveré a hablarte con detalle más adelante. O sobre los ovarios, según el caso. Pero ahora mismo, sólo hay una cosa que me importa. Sale sinceramente del fondo de mi corazón, aunque esto esté a punto de convertirse en una gorda acción de copiar y pegar. A todos mis seguidores, ayudantes y cuidadores, amigos y familiares:

Gracias.

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