Parte 1 - Indiferencia
Parte 2 - Ignorancia

Parte 3 - La insolencia
Parte 4 - Pereza

¿Dónde estábamos? Ah, sí, eso es. Te invito al mundo de mis pensamientos. Estamos embarcando en la tarde del día en cuestión.

14:55

La bomba PEG es molesta. Hace pitidos y pitidos... Parece como si llevara siglos funcionando. ¿Debería llamarla? Pero ella debe oírlo. Al fin y al cabo, oigo el mechero cada vez que enciende un cigarrillo. Y cada palabra que dicen las dos partes de la conversación. Vale, no hay arte, lo oye medio Grünwald. Un poco más alto y ya no necesitará teléfono. Debe ser cosa de Yugo, todos lo hacen. Cero consideración y cero respeto.

Todavía tengo la oreja torcida. Maldita sea, quería ver cuánto tardaba en venir a verme ella sola. Al menos tiene que tumbarse cada noventa minutos. Si es que no es demasiado vaga para eso.

15:13

Así que no es para no nadadores. Me ahogo en babas. Me duele el oído. El pitido del PEG me pone de los nervios casi tanto como la perezosa que gasta mis muebles de ratán en el balcón. Tampoco he inhalado. Ella no parece saber que el inhalador no es un adorno sobre la cama.

Voy a llamarles ahora. No hay otra manera. Estoy destrozada.

16:18

Ahora el maldito PEG sigue pitando. No me cabe en la cabeza. ¿Cómo puede ser tan perezosa? No me ha puesto en serio un inhalador hace un momento porque se lo he recordado, y luego se ha ido sin preocuparse de la alarma de la sonda gástrica. Al menos me preguntó con qué inhalaba. Ya tenía en la mano la solución de inhalación equivocada, de la medicación a demanda para urgencias respiratorias agudas.

Y la inhalación está lista, sí. En realidad, debería toser y aspirar por la nariz, pero ni siquiera podemos hacer la simple aspiración por la boca. Aunque incluso tengo un vídeo de ello. Por desgracia, a ella tampoco le interesa y prefiere ir a fumar. Sólo va mientras el vídeo sigue en marcha. Lo he intentado dos veces. Luego se me quitaron las ganas. Una amiga que estaba allí la segunda vez me mira, mira a la chica nueva mientras camina hacia el pasillo... me mira, se queda mirando al espacio. No se le ocurrían palabras para describirlo. Qué situación más extraña.

Volvamos a la escena de la historia. Al menos es necesaria la aspiración oral después de la inhalación. Pero no es tan fácil. Puede convertirse en trabajo. Ahora estamos discutiendo seriamente el hecho de que supuestamente ya estoy sangrando por la garganta porque estamos aspirando muy profundamente. ¡Colega! Ya te he explicado varias veces que sangra la encía porque la mascarilla está demasiado apretada. ¿Todavía te pasa? No puede ser de la garganta. Se está metiendo la sonda en la boca demasiado a la derecha. Se enrolla siempre, realmente siempre. Si no es en la mejilla y las encías, entonces en el paladar. Nunca ha estado en la garganta. Me queda claro por qué. Aprieta los dientes y cierra los ojos cuando me la chupa. Me resulta difícil trabajar con los ojos cerrados. Quizá lo intentemos primero con los ojos abiertos.

20:39

Ya no tenemos sondas. Se limita a tirarlos a la basura después de cada uso, a pesar de que ya le he explicado cinco veces que me parece repugnante semejante producción demencial de residuos plásticos innecesarios. Y estaba a punto de informar del éxito. Con mucha, mucha paciencia, acabamos de terminar por primera vez en, permíteme mentir, ¿cuatro servicios? ¿Cinco? Mierda, no me acuerdo, lo he bloqueado totalmente o no tengo ni idea de lo que me pasa. Me duele mucho el dedo del pie, me duele el oído, me duelen mucho los huesos. Quizá porque me "guardaron" sin mantas. Ella dice que eso es bueno. Pero quién soy yo para decirlo. ¿Qué sé yo? No soy una experta.

Oh, vaya. La mascarilla pellizca muchísimo. Como el otro día me llevé un susto de muerte, prefiero tener un decúbito facial a no tener mascarilla, porque mi enfermera está delante de mí con esa cosa, completamente perdida, intentando averiguar qué ha pasado. ¿Qué va exactamente dónde ahora? No, gracias, ya he tenido suficientes experiencias cercanas a la muerte este año. Dobla.

Llevo más de tres horas tumbado en mi propia saliva. A estas alturas ya no me importa. Hombros, cuello, espalda, todo empapado. Qué demonios. Pronto habrá un cambio de turno. Entonces todo será... bueno, pronto no puede ser peor.

En algún momento de la noche

Ya está. Las cosas más importantes del día están al día. Tío, estoy agotado. Qué innecesario es todo esto. Sí, repito, no puedo con la gente estúpida, y no puedo con la gente perezosa tres veces. No entiendo a esta gente. Tampoco quiero entenderlas. Y no soporto estar cerca de ellas. Realmente hay un límite en alguna parte. Esta persona se ha pasado claramente de la raya. ¿O debería decir sobrepasado? En cualquier caso, no se ha pasado. La he echado. Y como no me hace caso e ignora todas mis instrucciones, se lo hice saber a mi jefe de equipo. He intentado hablar con ella en persona muchas veces sin resultado. Probablemente no le importe de todos modos. Como todo lo demás.

Como has aguantado tan bien y como siempre debes acabar con algo bonito, ahora tienes tu recompensa. Házmelo saber.

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